
A través del espejo
Un sudor frío recorre mi espalda al recordar los sucesos acaecidos hace ya un tiempo en este lugar. Pese a mis intentos por olvidar aquella noche no he sido capaz de borrarla de mi memoria y las imágenes siniestras de lo que aquella noche fui testigo permanecen inmutables en mi recuerdo. Como una maldición, como un cruel castigo, como una penitencia insoportable, aquellos hechos me persiguen y torturan en las largas madrugadas de insomnio. Me dispongo a continuación a dejar constancia de aquel acontecimiento. Me falta el valor pero me puede la esperanza de que, a modo de expiación, poner por escrito lo que sucedió me libere de la carga que soporto. Que Dios proteja las almas de aquellos que se asoman a estas líneas con la misma imprudencia con la que yo me asomé aquella noche al espejo.